Los productos alimenticios, caracterizados por su calidad y denominación de origen, son un punto fuerte de las exportaciones españolas.
La industria alimentaria española se ha consolidado en un tercer puesto en el ranking de los productos con mayor número de exportaciones con un 22% del PIB. De todos ellos, el aceite de oliva, el vino, los alimentos en conservas y el queso son los más vendidos, sobre todo en el marco de la Unión Europea.
La pandemia ha provocado que el volumen de las exportaciones de otros sectores disminuya, mientras que las exportaciones españolas del sector agroalimentario y pesquero se han incrementado un 2,7%. Por tanto, podemos ser optimistas ante la demanda que tienen nuestros productos alimentarios y bebidas en el exterior.
¿Cómo se exportan estos productos por vía marítima?
Los buques frigoríficos destinados al transporte de productos alimentarios, están totalmente equipados con sistemas de refrigeración y una correcta circulación del aire. También se pueden exportar por medio de contenedores adaptados únicamente a estos productos.
La cadena de frío es clave en la exportación de los productos perecederos, consiste en mantener una temperatura y humedad relativa controlada para cada producto, desde el inicio de la producción, hasta el punto de venta final. Cualquier fallo en el proceso puede tener consecuencias negativas en la conservación de los productos y causaría una pérdida dentro del proceso de comercialización. Estos son los 5 pasos que conforman la cadena de frío:
- Pre-enfriamiento.
- Almacenamiento en frío antes de transportarse para comercializarse.
- Transporte refrigerado.
- Cámara refrigerada en los puntos de venta.
- Exhibición y venta en un equipo refrigerado.
Antes de trasportar cualquier mercancía por esta vía, se debe cumplimentar una hoja de frío que indique a qué temperatura debe viajar el producto en el contenedor. Así que deberás tener esta información muy clara.
El equipo de Transglory